Ha pasado un año desde que el Parlamento Europeo inaugurara su octava legislatura el día 1 de julio de 2014. Cuando quiera que se menciona la cuestión de la falta de legitimidad democrática –un problema casi unánimamente reconocido de un extremo a otro de la Unión Europea– todos dirigen la mirada hacia el Parlamento Europeo como la institución llamada a ser la solución y, quizá, hasta a encontrarla.
por Pascal Hansens y Georgios Kostakos
El doctor van Laarhoven lleva desde 2007 al frente de la Secretaría General del Benelux. Aun habiendo obtenido su puesto en una organización cuyo origen se remonta nada menos que a 1944, el doctor van Laarhoven es un jefe de tipo moderno. Ni su formación académica ni su trayectoria profesional pertenecen al campo de la diplomacia, como cabría esperar, sino que es bioquímico y antiguo director de una importante institución médica. “La calidad se vende sola”, afirma el doctor van Laarhoven, convencido de que el valor añadido del Benelux resulta ahora evidente en la unificación de mercados, desarrollo sostenible y justicia e interior. Así, el Benelux, “la organización internacional más antigua de Bruselas”, sigue sirviendo de “laboratorio” de la Unión Europea, probando, a pequeña escala, planes que, de tener éxito, pueden trasladarse al ámbito paneuropeo.
